Hola....
Es un gusto y un placer para mi el poder presentarles este blog, mi meta es tratar de brindar un espacio donde se pueda compartir y aprender de los conocimientos que todos tenemos, este es un espacio no solo para que yo comparta (pues no lo sé todo jaja) si no también para que ustedes se encuentren en la libertad de preguntar tanto como de responder, asi que ya saben cualquier duda o comentario estamos a la orden, les deseo un happy click a todos !!

Consejos y Editoriales de Fotografía y Diseño



El bello pero arriesgado trabajo de ser un fotógrafo de bodas


El Reto
Alguna vez, en una de muchas conversaciones fotográficas alguien me pregunto, ¿qué es lo más difícil que has fotografiado en tu vida?, sin dudarlo respondí…… una boda. El análisis es sencillo, al contrario de cuando le tomas una foto a la joya más valiosa, en la fotografía de bodas no hay chance de una segunda vez, ya que trabajas con momentos irrepetibles los cuales son aderezados con el estrés de la pre boda (uno de los más fuertes que existe), con no tener la luz que quisieras y sí tener la compañía, un poco estorbosa, de los amigos, familiares de los novios, fotógrafos improvisados, que por un día deciden hacerte la competencia.
Ahora con tantos puntos adversos, qué es lo que hace que me guste tanto mi trabajo…Muy sencillo,  el reto que implica ser la persona encargada de contar la historia del momento más importante en la vida de una pareja.

Contador de historias
La fotografía de bodas, como todo el arte fotográfico, ha evolucionado. Los padres de los novios se sorprenden de lo completo que es el trabajo que se entrega, ya que en el tiempo de los abuelitos, el fotógrafo de iglesia se limitaba a tomar dos o tres momentos claves de la ceremonia religiosa, las mesas de la recepción y los retratos que se hacían entre la ceremonia religiosa y la boda, un trabajo de 75 fotos parecía ser inmenso. Actualmente al mezclar la cobertura tradicional del evento con el foto reportaje al mejor estilo Cartier-Bresson, los novios obtienen las imágenes de lo que lograron ver, mezclado con lo que medio vieron y completado con lo que jamás pensaron había pasado. Al final se cuentan las historias más completas, que incluyen hasta el más mínimo detalle, las miradas sutiles, los momentos mágicos, el momento decisivo, la mejor de las parrandas y porque no….. hasta algunos besos secretamente robados.

Lo mejor para el final
Además de la dicha de reportar la celebración de su boda, los nuevos esposos, también te dan la oportunidad de las fotografías de pareja, las cuales han evolucionado, ya que en el tiempos anteriores los sufridos esposos (me refiero a los hombres) eran sacrificados a realizar unas fotitas entre la ceremonia y la fiesta, sesión que duraba aproximadamente 40 minutos, de los cuales pocos eran aprovechables, ya que la famosa ley de Murphy se hacía presente con llamadas de: “apúrate mija que el salón está lleno”, o “dónde dejaste el CD del waltz” y te dejaba trabajar, efectivamente, unos 15 minutos, poco tiempo para las fotos de la pareja. La novia, sin embargo, tenía la ventaja, ya que a ella sí se le había hecho, como Dios manda, su sesión unos días antes en algún lugar de nuestra Guatemala.

Como siempre digo ¨si te casaste en pareja, tomate tus fotos en pareja¨. Hoy en día, las sesiones de novios son días después de la boda y te disfrutas a una pareja, la cual le sobran buenos motivos para hacer las mejores poses adornadas con verdaderos besos de película.

En mi carrera de diez años como fotógrafo de bodas (aunque he experimentado con un poquito de las otras ramas del arte fotográfico) me encanta pensar que no solo tomo fotografías, sino que además, cuento historias de miles de parejas que paran siendo grandes amigos y que te dejan ser parte de su vida a través de los momentos que se captan tomando fotos a sus hijos y porque no, algún día a sus nietos.

Aunque estoy, sin dudarlo, en unas de las ramas más arriesgadas de la fotografía, (se imaginan a la novia, el novio y a las dos suegras persiguiéndote con sartenes porque no tomaste bien las fotos de la boda) también estoy en una de las más bellas y apreciadas, y bendigo a Dios por hacerme un fotógrafo de bodas y por dejarme compartirlo con la mejor y más bonita de las socias que pude haber encontrado, mi esposa, con quien comparto mi estudio en donde nos arriesgamos por el placer de contar las mejores historias de bodas, no solo en Guatemala, si no también en el extranjero.